El sueño de una mujer puede ser muy distinto al de los hombres, y no solo por la cantidad de horas o la profundidad con la que dormimos. Factores hormonales, como los cambios durante el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia, influyen directamente en la calidad del descanso. Además, estudios han demostrado que las mujeres tienden a sufrir más de insomnio o interrupciones del sueño, lo que puede afectar su bienestar diario.

¿Te has preguntado por qué algunas noches parece imposible conciliar el sueño o te despiertas más cansada que antes? Aquí en Cuando Duermes te contamos las principales diferencias y qué puedes hacer para mejorar tu descanso.

Índice

Diferencias biológicas entre el sueño de una mujer y el de un hombre

El sueño de una mujer con la menstruación

El sueño de una mujer está profundamente influenciado por cambios hormonales a lo largo de su vida. Factores como el ciclo menstrual, el embarazo, el postparto y la menopausia afectan la calidad y duración del sueño.

Durante el ciclo menstrual, la fluctuación de estrógenos y progesterona afecta las fases del sueño. En la fase folicular, los estrógenos promueven un sueño más profundo, mientras que en la fase lútea, el aumento de la progesterona puede generar somnolencia, pero también interrupciones en el sueño debido a su efecto sobre la temperatura corporal​.

En el embarazo, los niveles de progesterona se disparan, lo que favorece el sueño en el primer trimestre. Sin embargo, los cambios anatómicos y fisiológicos en el cuerpo, como el aumento en la frecuencia urinaria y el malestar físico, interrumpen el descanso a medida que avanza el embarazo.

En el postparto, la caída brusca de hormonas y el patrón de sueño del bebé contribuyen a un sueño fragmentado y a menudo insuficiente​.

Además, las mujeres tienen un ciclo circadiano más corto que los hombres, lo que implica un adelanto en la secreción de melatonina y cortisol. Esto puede hacer que tiendan a dormirse y despertarse más temprano, lo que a veces resulta en una falta de sincronización con sus obligaciones diarias​.

Trastornos del sueño en mujeres

Síndrome de piernas inquietas

El insomnio es más común en mujeres debido a factores hormonales y circadianos, como mencionamos anteriormente. De hecho, las mujeres tienen un 40% más de probabilidades de sufrir insomnio que los hombres. Esto puede traducirse en problemas para conciliar el sueño o mantenerlo, afectando su bienestar general​.

En cuanto a la calidad subjetiva del sueño, a pesar de tener más fases de sueño profundo, muchas mujeres reportan que su sueño es de peor calidad. Esto se debe en parte a que sus responsabilidades de cuidado, como levantarse durante la noche por hijos o tareas del hogar, interrumpen su descanso, creando una percepción de menor descanso, aunque objetivamente tengan fases de sueño más reparadoras​.

El síndrome de piernas inquietas (RLS) y la apnea del sueño también son trastornos frecuentes en mujeres, especialmente durante el embarazo y la menopausia. En el embarazo, alrededor del 30% de las mujeres experimenta RLS, mientras que en la menopausia, la apnea del sueño se vuelve más frecuente debido a la caída de estrógenos y progesterona, lo que puede contribuir a no cumplir las horas para dormir.

Diferencias con el sueño de los hombres

El sueño de los hombres

El sueño de una mujer difiere en varios aspectos clave del de los hombres, empezando por los patrones de apnea del sueño. Los hombres son más propensos a sufrir de apnea obstructiva del sueño (OSA) a una edad más temprana, debido a factores como una mayor circunferencia del cuello y acumulación de grasa alrededor de las vías respiratorias.

En las mujeres, el riesgo de apnea aumenta después de la menopausia, cuando los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen, afectando la estabilidad de las vías respiratorias​.

En cuanto a la duración y calidad del sueño, las mujeres tienden a dormir un poco más que los hombres, pero reportan peor calidad de descanso. Aunque tienen más tiempo de sueño profundo (fases de ondas lentas), también suelen experimentar más interrupciones durante la noche, lo que contribuye a la sensación de sueño no reparador​.

Otra de las diferencias entre hombres y mujeres son los factores psicológicos y culturales, los cuales juegan un rol significativo. Las mujeres son más propensas a reportar problemas de sueño, posiblemente debido a una mayor conciencia o disposición para hablar sobre su salud emocional y física. En cambio, los hombres pueden subreportar sus dificultades o no buscar ayuda médica, a pesar de sufrir las consecuencias de no dormir bien.

Consejos para mejorar el sueño en mujeres

Consejos para mejorar el sueño de una mujer

Mejorar el sueño de una mujer requiere enfoques adaptados a las diferentes etapas de su vida, como vimos a lo largo del artículo. Por ese motivo, te dejamos algunas estrategias según las necesidades particulares de cada fase:

  • Ciclo menstrual: Mantén una rutina de sueño consistente y haz ejercicios suaves como yoga o meditación para aliviar el estrés. Durante la fase lútea, donde la progesterona aumenta, evitar el consumo de cafeína puede ayudar a mejorar el sueño​.
  • Embarazo: Dormir de lado y usar almohadas de soporte es clave para estar cómoda. También, ejercicios como caminar o nadar pueden aliviar el síndrome de piernas inquietas.
  • Menopausia: Para manejar los síntomas como los sudores nocturnos o el insomnio, intenta técnicas de relajación como la aromaterapia, estiramientos antes de dormir o incluso masajes​.

Métodos no farmacológicos

  • Ejercicio físico: Actividades como caminar o hacer yoga, especialmente en la menopausia, han demostrado mejorar la calidad del sueño.
  • Terapias de relajación: Técnicas como la meditación y la respiración profunda ayudan a reducir el insomnio, especialmente durante el embarazo.
  • Aromaterapia y masajes: Estos pueden combinarse para reducir el estrés y mejorar el descanso​.

Entender las diferencias en el sueño de una mujer y de un hombre no solo nos permite desarrollar enfoques más específicos, sino que también subraya la necesidad de abordar estos problemas desde una perspectiva integral. Implementar buenos hábitos de higiene del sueño y buscar apoyo médico cuando sea necesario puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida y el bienestar general.

¿Qué otras estrategias te han funcionado para mejorar el sueño? ¡Déjanos tu comentario!