Las técnicas para dormir bebés pueden parecer, al principio, todo un misterio. Pero hay algo que suele marcar la diferencia: una rutina de sueño. Sí, esa especie de ritual nocturno que le dice al bebé, sin palabras, que llegó la hora de descansar. Y no es magia, aunque a veces lo parezca.
Eso sí, no basta con repetir pasos sin más. El ambiente también cuenta: una habitación tranquila, poca luz, y quizá un sonido suave de fondo, como una lluvia lejana. ¿Cuándo empezar con todo esto? A partir de los dos o tres meses suele funcionar mejor. Pero, al final, cada bebé tiene su ritmo, y eso también está bien. Por eso en Cuando Duermes queremos profundizar más al respecto.
Índice
Utiliza estas técnicas para dormir bebés
Recuerda que el sueño en los bebés es importante. Por eso, si has estado teniendo dificultades para que tu bebé concilie el sueño, aquí te traemos unas cuantas técnicas que puedes intentar para mejorar la situación.
1. Método de la cuna caliente
Dentro de las técnicas para dormir bebés, el método de la cuna caliente es un truco sencillo pero efectivo. La idea es evitar que el bebé sienta ese cambio brusco de temperatura al pasar de tus brazos a la cuna. ¿Cómo hacerlo? Simple: antes de acostarlo, calienta ligeramente el colchón con una bolsa de agua tibia o una manta térmica, pero nunca dejes estos objetos dentro cuando el bebé esté ahí.
Esa sensación de calidez le recuerda el calor del contacto físico, lo que lo relaja y facilita el sueño. Eso sí, la seguridad siempre es lo primero: el colchón debe ser firme y el ambiente no debe superar los 20-22 °C. Un detalle tan simple puede marcar una gran diferencia.
2. Técnica del ruido blanco
¿Alguna vez te has preguntado por qué algunos bebés se calman al oír el sonido del secador o la campana extractora? Es el efecto del ruido blanco, otra de las técnicas para dormir bebés que ha ganado popularidad. Se trata de un sonido constante y uniforme que enmascara ruidos repentinos, lo que ayuda al bebé a relajarse.
El ruido blanco imita el ambiente sonoro del útero, donde el bebé escuchaba de fondo el flujo sanguíneo y otros sonidos rítmicos. Puedes usar aplicaciones móviles, máquinas específicas o incluso un ventilador. Eso sí, mantén el volumen bajo y nunca lo uses toda la noche; el objetivo es que el bebé aprenda a dormirse solo, no depender del sonido para siempre.
3. Método de la relajación progresiva
Esta técnica es casi un arte y, aunque requiere paciencia, da resultados. La relajación bebés progresiva consiste en calmar al bebé mediante estímulos físicos suaves y graduales. Empieza con un masaje delicado en piernas, brazos y espalda; movimientos lentos y constantes, sin prisa. Luego, prueba el balanceo: ese vaivén suave que parece conectar con algo muy profundo en los bebés. El contacto piel con piel también funciona de maravilla, especialmente si el bebé está nervioso.
Y, por supuesto, la voz: una canción de cuna, un murmullo cariñoso o simplemente unas palabras tranquilas pueden hacer que el bebé pase de inquieto a relajado en cuestión de minutos. De todas las técnicas para dormir bebés, esta es quizá la más instintiva. Porque, al final, el contacto y la conexión emocional son tan importantes como cualquier otro método.
4. La técnica de envoltura o swaddling
El swaddling, o envolver al bebé, es una de esas técnicas para dormir bebés que ha pasado de generación en generación. ¿Por qué funciona? Sencillo: al estar envuelto, el bebé siente una contención similar a la del útero, lo que reduce los reflejos involuntarios y le ayuda a calmarse. Pero, ojo, no se trata de envolverlo como un burrito sin más.
Debes usar una manta ligera, dejando espacio para que las piernas se muevan libremente y evitando apretar demasiado el pecho. Además, nunca se debe colocar al bebé boca abajo. ¿Y cuándo dejar esta técnica? Generalmente, alrededor de los dos o tres meses, o en cuanto el bebé empiece a girarse solo. En ese momento, el swaddling deja de ser seguro y es mejor explorar otras estrategias de relajación.
5. Método del adormecimiento por contacto
El contacto físico tiene un poder increíble en la relajación para bebés. El porteo, por ejemplo, es una de esas técnicas para dormir bebés que no solo relaja, sino que también fortalece el vínculo entre padres e hijos. Al llevar al bebé en un portabebés ergonómico, el movimiento natural y el calor corporal lo tranquilizan casi de inmediato. Además, el colecho, si se hace de forma segura, puede ayudar en esas noches difíciles. Eso sí, el colchón debe ser firme y no debe haber almohadas sueltas cerca del bebé.
Con el tiempo, es importante hacer la transición a la cuna. ¿Cómo? Introduciendo poco a poco la siesta en su propio espacio y usando objetos familiares, como una mantita con tu olor. Porque, al final, el contacto y la cercanía no solo calman, también enseñan al bebé que el sueño es un lugar seguro.
6. Método Ferber vs. Método Estivill
Cuando hablamos de técnicas para dormir bebés, es inevitable que surjan nombres como Ferber y Estivill. Ambos proponen métodos similares para que el bebé aprenda a dormirse solo: dejarlo en la cuna y atenderlo en intervalos de tiempo que aumentan progresivamente. Sin embargo, mientras Ferber sugiere adaptarlo a cada niño y permitir cierta flexibilidad, Estivill es más estricto. ¿Son adecuados para todas las edades? No. Se recomienda aplicarlos a partir de los seis meses, cuando el bebé ya tiene una mayor capacidad para autorregularse.
Ahora bien, no todos los padres se sienten cómodos con este enfoque. Por suerte, existen alternativas más suaves, como el método de acompañamiento gradual, que implica reducir la presencia del adulto de manera progresiva, sin llanto desconsolado. Porque, al final, cada bebé es único y, con paciencia, todos acaban encontrando su propio ritmo de sueño.
Para aplicar correctamente las técnicas para dormir bebés, es fundamental evitar errores comunes, como acostarlos demasiado tarde o depender siempre de estímulos externos, como el ruido blanco. Un ambiente oscuro, silencioso y a una temperatura agradable ayuda a que el bebé asocie la noche con el descanso. Al final, cada caso es particular. ¿Tú qué opinas?